- El jurado del Premio Lumen de novela 2024 ha declarado ganadora la novela por unanimidad.
- Luciérnaga es una novela luminosa y radiactiva que narra los recuerdos de una infancia marcada por el desastre de Chernóbil y la resistencia de las mujeres con el telón de fondo de la guerra, la disolución de la URSS y la emigración.
- La novela ganadora ha sido presentada con el título La niña de los brazos de acero y bajo el seudónimo de Darina.
- 549 manuscritos han concurrido en esta edición del premio.
- El Premio Lumen de novela está dotado con 30.000 euros y la publicación de la novela ganadora en todo el territorio de habla hispana.
- Luciérnaga estará a la venta en librerías el próximo 12 de septiembre.
Natalia Litvinova, escritora bielorrusa afincada en Buenos Aires (Argentina), ha sido galardonada con el II Premio Lumen de novela, dotado con 30.000 euros y la publicación en todo el territorio de habla hispana, por la obra Luciérnaga, presentada con el título La niña de los brazos de acero y bajo el seudónimo de Darina. El jurado, compuesto por las escritoras Ángeles González-Sinde, Luna Miguel y Clara Obligado, la directora de la librería Rafael Alberti (Madrid), Lola Larumbe, y la directora literaria de Lumen, María Fasce, ha declarado ganadora la novela por unanimidad.
En esta edición se han recibido 549 manuscritos procedentes de Argentina (117), Colombia (22), Chile (18), España (326), Estados Unidos (17), México (42), Perú (2) y Uruguay (5).
El jurado ha destacado: «Una voz deslumbrante y conmovedora, con la difícil cualidad de la sencillez. En la tradición de la mejor literatura rusa, pasa del realismo a lo mítico con naturalidad y sabe recurrir al humor y la ironía para narrar una historia que todavía no habíamos leído. La guerra y la emigración, la vida en Bielorrusia (“el país que se rompe”) como telón de fondo sobre el que se narran los recuerdos de una infancia marcada por el desastre de Chernóbil y la resistencia de las mujeres. Una novela luminosa y radiactiva».
LUCIÉRNAGA
Después de dudar, me pide que comience describiendo su foto preferida, en la que está en bikini con un arenque en las manos, simulando que le da un beso. Su vientre es plano, aún no pasó por los embarazos. Sus ojos reflejan el brillo del agua del río Prípiat mientras su primo le toma la foto. Faltan diez años para que la central nuclear de Chernóbil explote. No sabe que su primo entrará a apagar el reactor. Tampoco sabe que no volverá a sumergirse en ese río y que el pueblo donde nació se convertirá en un lugar deshabitado.
Miramos en silencio la foto que sacó del cajón. Mamá sonríe, pero es una sonrisa que podría confundirse con la mueca que hacemos antes de llorar.
A los treinta y seis años, tras haberlo dejado con su pareja, Natalia regresa a casa de su madre, en Buenos Aires, y así emprende un viaje hacia un pasado entre dos mundos: el de su país de origen, Bielorrusia, en el que la autora nació pocos meses después de la explosión de la central nuclear de Chernóbil, en un momento de caos, pobreza y miseria, y el del país de acogida, Argentina, adonde la familia de Natalia emigró en 1996 en busca de un futuro mejor, pero que se reveló menos acogedora de lo previsto. Mientras Natalia deshace el tejido de su infancia, los recuerdos empiezan a aflorar; y donde la memoria no llega, la imaginación se encarga de llenar los vacíos de la historia familiar mediante un diálogo imaginario con su abuela materna, Catalina, a la que nunca llegó a conocer.
En esta ópera prima delicada y contundente, de desarraigo y memoria, Natalia Litvinova recupera el relato oral de las mujeres de su familia en un mundo inhóspito en el que la historia parece estar a punto de acabarse, y aborda la identidad, los lazos familiares y la experiencia privada en un memoir lleno de poesía y sinceridad, que es también un ajuste de cuentas con un pasado marcado por la migración y la necesidad de sobrevivir a un mundo en disolución.
La autora
Natalia Litvinova es poeta y editora. Nació en Bielorrusia en 1986 y vive en Buenos Aires desde 1996, donde imparte talleres de poesía. Publicó varios libros, entre ellos Todo ajeno (2013), Siguiente vitalidad (2016),Cesto de trenzas (2018), La nostalgia es un sello ardiente (2020) y Soñka, manos de oro (2022). Su obra ha sido publicada en Alemania, Francia, España, Chile, Brasil, Colombia y Estados Unidos. Luciérnaga, ganadora del Premio Lumen de Novela 2024, es su primera novela.
Así comienza Luciérnaga
CORTE
No quería nacer en otoño en un país radiactivo. Pero el médico me sacó a través de un corte realizado con bisturí, y con mis pies toqué la tragedia, mientras que con las manos intentaba aferrarme a las entrañas de mi madre.
El tajo de mamá no cerró bien. Era demasiado largo y su organismo no tenía las vitaminas suficientes para curarse. Y aunque ya pasó mucho tiempo, cuando le cuento algo gracioso, al reír, ella se agarra de la panza como si fuera una granada a punto de estallar, y me pide: «Basta ya, me voy a descoser y se me van a salir las tripas».
Los primeros años de mi vida coincidieron con la recesión económica y el fin de la Unión Soviética. En los almacenes desaparecieron el jabón, los corpiños, el papel higiénico, el aceite, los pañales, la leche. Las góndolas de licores y conservas se llenaron de repollos y los mercados se transformaron en un huerto arrasado. La vida se convirtió en una extensa fila de espera; a cada familia se le entregaban cupones para los productos que podían adquirir cada mes, los más valiosos eran los de los cigarrillos y el alcohol. El vodka era un bien preciado y en nuestra familia nadie tomaba. Mamá canjeaba los cupones de vodka con los vecinos por los de aceite o manteca, y así pasó del anonimato a ser popular en el barrio: la llamaban «mujer con hijos que no bebe», «la que destila cupones» y «la patrona de los borrachos».
Mientras en la tele mostraban a un hombre rompiendo a martillazos el Muro de Berlín, mi madre y sus amigas sacaban de los baúles las cortinas de seda, sábanas y manteles de encaje que les habían dado sus madres para que pasaran de generación y generación. Y con eso nos cosían ropa, a nosotros, sus hijos todavía sin memoria.